martes, 2 de marzo de 2010

Tatuajes: Alfabeto Hebreo

El hebreo es una lengua semítica de la familia afroasiática hablada por cinco millones de personas en Israel (95%) y por otros dos o tres millones en comunidades judías repartidas por el mundo, lo que da un total de ocho millones de hablantes.

En Israel es, junto con el árabe, una de las dos lenguas oficiales del país y es hablada por la mayoría de su población. El hebreo dejó de hablarse alrededor del siglo I a. C., aunque siguió utilizándose en la literatura y, sobre todo, en la liturgia y con propósitos académicos. En Palestina fue sustituido como lengua hablada principalmente por el arameo.

En cuanto a la diáspora judía, sus lenguas comunes han sido históricamente sobre todo dos: el yidis entre los judíos llamados ashkenazíes (centro y este de Europa) y el ladino o judeoespañol entre los llamados sefardíes (cuenca mediterránea). El hebreo como lengua hablada fue recuperado por el sionismo a finales del siglo XIX, gracias al trabajo de, entre otros, Eliezer Ben Yehuda, para servir de lengua nacional al futuro Estado judío.



La lengua hebrea se escribe de derecha a izquierda con un alfabeto de veintidós letras. Originalmente, denotaban sólo consonantes, pero w, y y h han sido también usadas para representar ciertas vocales largas y vocales al final de palabra (w = /u/; y = /i/; h = /a/, /o/ y /e/; w y y fueron usadas más tarde para /o/ y /e/, respectivamente) hasta, al menos, el siglo X a. C. y w y y en el interior de palabra hasta el siglo IX. Estas consonantes auxiliares escritas para denotar vocales se emplean también en otras lenguas semíticas, y se denomina matres lectionis.

 En textos procedentes de Qumran y en escritos tardíos, las letras se usaron con más profusión para representar vocales. El sistema completo de representación de vocales, añadiendo puntos a las consonantes, se desarrolló mucho más tarde, entre el siglo V y X d. C. El actual sistema de vocalización reproduce, entonces, la pronunciación corriente de unos mil años después del final del periodo bíblico, aunque sin duda está basado en las primeras tradiciones de lectura de la Biblia.

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