domingo, 28 de febrero de 2010

¿Qué es la enfermedad de Crohn?

 Es una enfermedad inflamatoria intestinal, que afecta a todo el tracto digestivo desde la boca hasta el ano, pero mayoritariamente se localiza en la última porción del intestino delgado y la primera porción de intestino grueso.

En las zonas afectadas suele producirse una ulceración crónica, con sangrado y estrechamiento intestinal, lo cual directamente puede obstruir el tubo digestivo.

Sus síntomas suelen ser lesiones anales, fiebre, dolores abdominales, aftas bucales, fatiga, perdida de peso, anorexia, dolor y calambres en el cuadrante derecho del abdomen. Así mismo padecer esta enfermedad trae aparejado como consecuencia la carencia de Vitamina B12 y hierro. debido a que implica tener mala absorción de la misma.

Su aparición suele darse en dos rangos de edades, la primera entre los 20 y 30 años y la segunda a partir de los 60, afectando de igual forma a ambos sexos. Los ataques suelen darse cada pocos meses o años.

Si dura muchos años se deteriora notablemente la función intestinal, y esos segmentos del intestino deben ser extirpados quirúrgicamente.

La evolución de la enfermedad es a través de brotes seguidos de remisiones espontáneas.

Aunque sea una enfermedad rara de causa desconocida, parece tener una base en nuestro sistema inmune, es decir que puede estar provocada por anticuerpos que lesionan las células intestinales, en otras palabras, se la considera una dolencia autoinmune.

Cuando no se cuida la dieta, reaparece la enfermedad de Crohn, y es eso lo que debemos evitar: las complicaciones y los fuertes síntomas de sus recidivas.

dolor abdominal en las zonas alta y baja
diarrea crónica esteatorreica (con exceso de grasa)
fiebre
dolor de cabeza
pérdida de apetito, y por ende de peso
malnutrición por la incorrecta absorción de nutrientes
nauseas y vómitos
anemia por falta de hierro (originada por el sangrado crónico rectal)
úlceras en boca y ano, durante la fase activa de la enfermedad

Algunos de los síntomas (fase aguda) antes mencionados son muchas veces confundidos con una apendicitis, y es en quirófano donde se descubre cual es el verdadero problema. Por lo tanto un buen diagnóstico es fundamental.

Ese diagnóstico suele hacerse a través de una endoscopia o una exploración radiológica, junto a la historia clínica del paciente.

Tanto la enfermedad de Crohn como la colitis ulcerosa son enfermedades inflamatorias, que se parecen en muchos síntomas. La gran diferencia entre una y otra radica en el grado de lesión de la pared intestinal, siendo la enfermedad de Crohn mucho más grave, puesto que afecta a las 4 capas del tracto gastrointestinal: mucosa, submucosa, muscular y conectiva. En cambio, la colitis ulcerosa sólo afecta a las dos primeras.

Su tratamiento consiste en realizar reposo, administración de fármacos y corticoides y en una dieta adecuada de fácil digestión, baja en fibras y grasas y alta en proteínas y calorías. Muchas veces suele complementarse con algún suplemento de vitaminas y minerales si el paciente presenta carencia de algún micronutriente.

Si la enfermedad esta muy avanzada o con complicaciones se recurre a la cirugía para extirpar los segmentos intestinales afectados.

Pautas dietéticas a tener en cuenta

La dieta o plan que se debe seguir es un régimen de alimentación adecuado intestinal, que facilite la digestión y logre disminuir el trabajo intestinal. Siempre complementa al tratamiento farmacológico.

No es aconsejable el consumo de alimentos crudos, puesto que su digestión requerirá mas trabajo gástrico e intestinal.

Todos los alimentos deben cocinarse al vapor, mediante hervido, al horno o plancha pero evitando la formación de costras quemadas. Con respecto a los métodos de cocción no realizar fritos, rehogados y gratinados, ya que aportan muchas grasas.

Es importante la correcta hidratación. Se debe beber entre un litro y medio a dos diarios, en forma de agua, tisanas o zumos de frutas no ácidas, como la manzana, la pera, el melocotón, papaya (fruta muy digestiva), etc.

Evite los azúcares refinados y cereales para desayuno que contengan azúcar.
Se deben suprimir por ser estimulantes algunos e irritantes intestinales otros los siguientes productos: lácteos con lactosa, quesos muy maduros y grasos, el alcohol, la cafeína, las gaseosas, el chocolate, los azúcares, los fritos, las grasas como mantequillas, margarinas, natas, los alimentos muy condimentados, embutidos, picantes, el tabaco, carnes rojas muy grasas.

Si no se padece una diarrea, el uso de un regulador intestinal como el plantago o mucílago, son adecuados para mantener el tubo digestivo limpio. Siempre tomarlos separados de las comidas para que no interfiera en la absorción de nutrientes o medicamentos.

El aporte de proteínas debe ser más alto de lo normal, puesto que en la enfermedad de Crohn suelen presentarse deficiencias nutricionales y minerales, por lo cual pueden tomarse bajo supervisión medica algún suplemento.

Algunos medicamentos reducen también la absorción de vitaminas y minerales, por lo cual ese aporte extra debe realizarse. Esas deficiencias nutricionales debilitan el sistema inmune, con lo que se prolonga el tiempo de sanación de las inflamaciones y úlceras.



Evitar el estrés siempre que se pueda, será satisfactorio, puesto que el sistema nervioso esta íntimamente conectado al funcionamiento del organismo.

El consumo de ácidos grasos esenciales omega-3 como el aceite de onagra o de semillas de lino o de salmón, actúan reparando la mucosa digestiva, son antinflamatorios y muy necesarios para esta enfermedad.

Las vitaminas antioxidantes ayudan a reparar el tracto gastrointestinal y reparar los tejidos.



Este tipo de alimentación y estas normas básicas debe llevarse a cabo siempre, ya que cuando no se cuida la dieta, reaparece la enfermedad de Crohn, y es eso lo que debemos evitar: las complicaciones y los fuertes síntomas de sus recidivas.

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