El terremoto de Lorca (el sábado se cumplió un mes), que provocó nueve muertos y cerca de 300 heridos, ha dejado claro que España no es indemne a los grandes seísmos.
Sin llegar obviamente a los niveles de Japón (el país con más actividad sísmica del mundo), nuestro suelo y nuestras aguas han sido epicentro en los diez últimos días de cerca de 70 terremotos (entre 1,5 y 4,3 grados). Y en el último año otros 27 han sido "significativos", todos de más de 3 grados, según la Red Sísmica Nacional.
Los de Lorca, fueron dos (de 4,5 grados a las 16.05 horas y de 5,2 grados a las 17.47) y demostraron el daño que se puede hacer en tierra (1.700 edificios resultaron dañados).
Aunque los científicos avisan de que el verdadero peligro está en el mar, en los terremotos marinos. Y destacan tres zonas especialmente ‘calientes’: el golfo de Cádiz, las islas Baleares y el Mar de Alborán (las aguas mediterráneas entre Málaga y Alicante).
Un estudio de la Unión Europea (UE), el proyecto 'Transfer', ha elaborado una proyección de los efectos que los tsunamis podrían provocar en Europa. Y en España la zona más peligrosa es la del golfo de Cádiz.
Allí, un fuerte terremoto en 1755, en el llamado Banco de Corridge, en aguas del Cabo San Vicente, de más de 8 grados, provocó un gran tsunami que asoló Lisboa y llegó con efectos devastadores a Cádiz y zonas de Huelva.
En total hubo unos 15.000 muertos. "Cádiz ha sido una zona especialmente analizada por su alto riesgo". explica José Antonio Álvarez, profesor de Geodinámica de la Universidad Complutense e investigador del proyecto Transfer.
Para el golfo de Cádiz, donde el 17 de diciembre de 2001 se registró un terremoto de 6,1 grados que se llegó a sentir en Madrid, las proyecciones prevén un seísmo de unos 8,5 grados que provocaría una ola de entre 6 y 13 metros de altura. El tsunami llegaría entre 30 y 50 minutos después al resto de las costas españolas y Portugal.
"Los terremotos no son predecibles. Sabemos qué fallas los generan, pero no en qué momento. Además del devastador de 1755 en Cádiz, hubo otro muy fuerte en el año 210, pero tener un sistema de alerta que los detecte y determine que daños pueden causar es importante", explica el profesor Álvarez.
Los mapas de riesgo ayudarán a desarrollar los planes urbanísticos, para que infraestructuras importantes no se construyan cerca de la costa.
Ahora el siguiente paso es crear un sistema de alerta de tsunamis nacional. Para Europa occidental está previsto que se ponga en marcha en 2012.
Ya se ha informado de estos trabajos a la Unidad Militar de Emergencia (UME) y a Protección Civil, pero aún no hay un protocolo de alertas en España. En nuestro país solo existen estaciones en el litoral que miden los movimientos del agua cerca de la costa. Son insuficientes para detectar un corrimiento submarino de placas y una ola gigante.
El mapa que han elaborado los científicos españoles del proyecto Transfer es una proyección de los efectos que la ola del tsunami provocaría al llegar a Cádiz. Más de 20 barrios se verían afectados, sobre todo los de la parte meridional de la ciudad, la zona nueva de Cádiz, donde está el Hospital Puerta del Mar, el estadio Ramón de Carranza, la parte industrial del puerto y el barrio de la Viña. En toda la costa del golfo de Cádiz y de Huelva las zonas que se encuentren a menos de diez metros de altura sobre el nivel del mar se pueden ver inundadas por los efectos del maremoto.
Otro de los peligros es la falla del norte de Argelia, que amenaza las Islas Baleares. Aquí se prevé un seísmo submarino de un máximo de 7,3 grados, que provocaría olas de entre 3 y 4 metros. En las fallas del Mediterráneo, como la de Carboneras (Almería) o Alhama (Murcia), la intensidad del maremoto prevista oscila entre los 6 y los 7 grados, con olas de unos 3 metros de altura.
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