Pero la joven se adormiló mientras el profesional trabajaba, y cuando despertó descubrió que le había cubierto la cara con 56 tatuajes de estrellas. Con esa versión los Vlaeminck acudieron a los tribunales solicitando una indemnización.
El tatuador nunca reconoció la versión de Kimberley, asegurando que la chica había estado consciente todo el tiempo y que fue ella quien pidió más y más estrellas, hasta tener medio rostro cubierto. Pero al encontrarse con la furibunda reacción de su padre, ella se habría inventado una historia culpándole de todo.
Las partes siguen en litigio, pero las estrellas de la cara de Kimberley empezarán a desaparecer esta semana gracias a una técnica que practica un tatuador francés. Según explica, se trata de un láser que "destruye la tinta bajo la piel, convirtiéndola en fragmentos minúsculos que se eliminan a través del torrente sanguíneo. (...) Esto quema ligeramente la piel, pero las marcas se van rápidamente."
Según el especialista, serián necesarias diez sesiones que costarán 2.500 euros. Pero Kimberley está exultante. "Estoy loca de contenta ahora que hay una solución a la vista. Me alegra haber encontrado por fin a alguien que me pueda ayudar."
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