La nueva gripe prepara su vuelta al hemisferio Norte con fuerzas renovadas. La de esta primavera-verano ha sido sólo una primera oleada, ha dicho la directora de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Margaret Chan, quien ha avisado de que habrá una segunda y una tercera. Entonces la incidencia de la enfermedad crecerá a un ritmo vertiginoso hasta alcanzar su máximo (si todo va como se espera, a finales de año). Será una auténtica "explosión, con el número de casos duplicándose cada tres o cuatro días", advirtió ayer, durante una reunión sobre la enfermedad en Pekín, la directora para la región del Pacífico Occidental de la OMS, Shin Young-soo.
La OMS hizo públicas ayer sus últimas recomendaciones sobre tratamientos ante la expansión de la nueva gripe. Sigue confiando en el oseltamivir y el zanamivir, y aconseja que en personas con dolencias previas se den "lo antes posible". También destacó que el 40% de los casos graves de la enfermedad se habían producido en niños y adultos sanos.
Después de un invierno relativamente tranquilo en el hemisferio Sur las autoridades sanitarias mundiales se preparan para el invierno en el Norte, empezando por el sureste asiático. Esta región es tradicionalmente el origen de la epidemia de gripe de cada invierno (la llamada estacional para distinguirla de esta última, que ha comenzado en una época inesperada). "La recombinación entre el H1N1 de la nueva gripe y el virus de la gripe estacional aumentará el riesgo de la pandemia", dijo en el encuentro el ministro chino de Sanidad, Chen Zhu.
De hecho, las previsiones de la OMS para el próximo invierno (que se dieron a conocer en febrero para que los fabricantes de vacunas estuvieran preparados) ya incluían un virus del tipo H1N1 entre los que van a circular el próximo invierno, el llamado Brisbane, que también ha estado presente en la gripe del pasado invierno. El H1N1 causante de la llamada nueva gripe ha sido denominado California, por ser el lugar donde se detectó por primera vez (aunque se originara en México). Esta similitud podría, en teoría, facilitar el intercambio de material genético entre los virus, y ayudar aún más a su propagación o a que uno se enmascare con otro.
La posibilidad del intercambio de material genético -y, por tanto, de propiedades- dio un paso más ayer. Las autoridades chilenas anunciaron que se habían detectado casos de nueva gripe en dos granjas de pavos, aunque el brote, afirman, ha sido controlado.
El alcance de la noticia todavía no ha podido ser evaluada por los expertos. Que el virus de la gripe pasa de una especie a otra ya se sabía (de hecho, se cree que siempre tiene un origen animal -aviar o porcino- y luego se transmite a los humanos). Pero eso no siempre es igual de fácil para todos los subtipos de patógenos. Es el primer caso documentado de existencia de este H1N1 en animales (ni siquiera se han encontrado cerdos infectados, aunque se supone, por su composición, que el virus partió de estos animales). Y que el microorganismo pase a aves puede tener graves consecuencias.
De momento, el salto entre especies se ha dado en Suramérica, que está libre de gripe aviar. Pero si se diera en el sureste asiático podría darse un encuentro mucho más peligroso: el del H1N1 con el H5N1. Nadie sabe qué podría pasar entonces. Cada uno de estos microorganismos tiene capacidades muy diferentes. El primero es, en general, muy leve, pero se transmite muy fácilmente (desde abril ha infectado a más de 200.000 personas -ya nadie lleva una cuenta al detalle- con una tasa de mortalidad del 1%). El segundo, en cambio, es muy lento, pero mucho más grave (desde 2003 sólo ha habido 438 casos, pero han muerto 262, lo que da una mortalidad del 62%). Nadie sabe qué puede pasar si se mezclan (recombinación es la palabra científica). En un caso extremo, un virus que se propague entre personas tan rápidamente como el H1N1 con una mortalidad como la del H5N1 sería un desastre (si se cree que habrá 2.000 millones de infectados al final de la pandemia y muere el 60%, estaríamos hablando de 1.200 millones de fallecidos). En el extremo contrario, un virus que se transmita tan poco como el H5N1 y mate como el H1N1 sería prácticamente la desaparición de la amenaza. Y cabe cualquier posibilidad intermedia.
Un virus rodeado de incógnitas
A los cuatro meses de la aparición del H1N1, lo que está claro es que el virus ha desbancado del interés público, científico y mediático a otros congéneres con menos famosos, como el VIH, que causa el sida, o el H5N1 de la gripe aviar. La directora de Salud Pública y Medio Ambiente de la Organización Mundial de la Salud, María Neira, señala como primera causa de esta expectación que "apareció en un lugar [México] y un momento [abril, al final del invierno] inesperado". "Eso hace que se generen expectativas y sorpresas".
Nadie ha quedado al margen de este estado de vigilancia. El secretario general de Sanidad, José Martínez Olmos, lo explica así. "Primero, es un virus nuevo, lo que hace que prácticamente toda la gente sea susceptible; segundo, es una incógnita si puede generar más o menos gravedad".
Además, ambos expertos coinciden en que, de alguna manera, todo el mundo estaba esperando que pasara algo. "Desde que empezó la gripe aviar, hace cinco años, todos somos más susceptibles", dice Martínez Olmos. "Sin la gripe aviar no se le habría dado la misma importancia, ni los sistemas de detección estarían tan preparados ni tampoco la respuesta", añade Neira.
Además, el H1N1 ha puesto de su parte: en un mes ya estaba en los cuatro continentes. "Se propaga con mucha facilidad", recuerda Neira, quien automáticamente insiste en la otra cara de esta afirmación: "Su virulencia -y crucemos los dedos- sigue siendo baja".
El médico Juan Gérvas apunta otra serie de factores: "Se asoció inicialmente con la carne de cerdo con la enorme sensibilización social ante situaciones previas como las vacas locas"; y "somos más ricos y queremos más seguridad", apunta.
Pero Gérvas también cree que la situación ha beneficiado a otros sectores (vacunas, antivirales), que, además, tienen una gran influencia. De hecho, fuentes sanitarias apuntan a que la venta de vacunas para la gripe podrá alcanzar este año los 20.000 millones. Por último, no sólo los virus se aprovechan de la globalización. "Los Gobiernos han perdido capacidad de decisión en salud pública, y se ven abocados a hacer algo en situaciones absurdas" presionados por la opinión pública, opina el médico.
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